lunes, 12 de mayo de 2008

Una historia del corazón



A mi no me gusta que me tachen de yonki. Es la verdad, desde que Juan Macarrones se aficionó a ciertas chucherías, le miran mal por la calle (Juan Macarrones soy yo, hablar de si mismo en 3ª persona un recurso estilístico bien usado por futbolistas).


Yo no soy un cualquiera. Yo vivo por y para mis chucherías. Y para hacer saber a todos que no basta con ser una mariposa en el cielo, hay que coger a una de esas mariposas y pintarla de blanco esperanza. Joder tío, soy un jodido poeta. Yo creo que esa aficción me viene de cuando me ponía de M hasta el culo hallá por el 95. Me dió la vena de escribir y en dos semanas ya me estaba follando a G. García Marquez en lo alto de una colina. Así de claro, y las mariposas en el cielo también me molan. Me mola tenerlas en frascos.
Fui funcionario en la guerra del Golfo. Me pasaba en día entero hasta el culo de maría y pasándolo un gramo a 60 $ a cualquier pringao de esos de la marina. Esos cabrones me iban a comer la polla.

Voy a meterme Jaco.

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